A diferencia del turismo convencional, en el que se corre de un lugar a otro para ver el máximo número de propuestas culturales, monumentales y de entretenimiento, aunque sin "saborear" con tranquilidad apenas nada, el cicloturismo propone otro enfoque alejado de ese ritmo establecido por la industria del turismo tradicional. Aparte de disfrutar de rincones especiales y menos expuestos, en los viajes en bicicleta el viajero se impregna de la esencia de las ciudades, del carácter de sus gentes, de sus valores y de su cultura.
El cicloturismo, más que un mero método de transporte, es en sí mismo tanto el medio como el fin. Un modo alternativo de hacer turismo de manera sostenible y saludable, por los importantes beneficios de diversa índole que aporta:
- Es indudable el impacto medioambiental que genera el turismo masivo, sin embargo, no hay ninguna clase de daño ecológico por parte del cicloturismo, de hecho, los cicloturistas suelen preferir pequeñas pensiones y casas rurales.
- Viajar en bicicleta es una práctica que no produce ruido ni humos contaminantes.
- El aparcamiento de bicis ocupa sobre un diez por ciento del espacio que ocupa un vehículo.
- Cuando los ciclistas no siguen rutas ya establecidas, los nuevos trazados no repercuten negativamente sobre los parajes naturales, y se integran perfectamente con el medio natural existente.
Más allá del apartado sostenible de este medio de transporte, aporta otra serie de beneficios:
- Sociales: Al estar en pleno contacto con el entorno, hay una mayor implicación social de los cicloturistas en las zonas visitadas.
- Económicos: El coste de los viajes en bicicletas es más asequible, aunque la experiencia puede ser inolvidable y de gran riqueza.
- Saludables: está científicamente demostrado que montar en bicicleta es una de las actividades más completas para fortalecer el corazón, proteger las articulaciones y mejorar el sistema inmunológico y circulatorio.
Para concluir, señalar que concienciar a la población para que, progresivamente, apueste por un tipo de turismo más sostenible, produciría una gran mejora en la experiencia de los propios turistas y un mejor acondicionamiento de los destinos, ayudando a que haya un mínimo impacto medioambiental. El cicloturismo cumple una labor pedagógica en la que se aprende a estar en armonía con el medio rural y urbano. En la actualidad, esta práctica está rompiendo con los convencionalismos sociales hacia un futuro más esperanzador, convirtiéndose en el estandarte de un mañana más ecológico que logre
reconciliarnos con nosotros mismos.